Amor propio… o cómo dejar de mendigar migajas cuando tú eres el banquete entero.

0
251

Vamos a decirlo desde el principio: El amor propio NO es ego, NO es vanidad y NO es postear selfies con frases profundas. Amor propio es saber que no necesitas ser perfecto para ser valioso, es decirte “te amo” con el mismo cariño con el que le hablarías a tu mejor amiga/o después de una ruptura dramática y tres litros de helado. Es mirar tus sombras sin correr. Es aplaudir tus logros sin disculparte. Es decir “NO” con la paz de quien ya entendió que su paz vale más que una palomita social.

Pero… ¿cómo se ve el amor propio?

Alerta de spoiler: no siempre se ve bonito. A veces es quedarte en casa porque necesitas silencio, aunque todos te digan que te “distraigas”; es llorar en paz sin sentirte débil; cambiar de camino, de look, de grupo o de pareja porque ya no resuena… es elegir lo que te nutre aunque nadie lo entienda (¡ni tu mamá!) Amor propio no es solo burbujas y baños de sales, es también límites, decisiones, incomodidad y una voz interna que a veces te dice: “¡Oye! ¡Tú mereces mucho más!”

Señales de que tu amor propio está on fire.

  • Te ríes de tus errores sin hacerlos identidad
  • Te escuchas antes de complacer
  • Te tratas bien incluso cuando nadie más lo hace
  • Te celebras como si fueras tu fan #1 (porque sí, ¡lo eres!)

Amor propio ≠ Soledad

Tener amor propio no significa que ya no necesitas a nadie; significa que eliges desde la plenitud, no desde la carencia. Significa que te compartes, no te regalas; que sumas, no te disuelves. ¿Y sabes qué pasa cuando te amas? ¡Todo mejora! Tu energía se eleva, tus decisiones se limpian… y atraes a personas que ya no vienen a completarte, sino a acompañarte.

Pequeños rituales de amor propio para cada día.

  • Mírate al espejo y dile algo bonito a esa hermosa criatura que eres (aunque te dé pena)
  • Di que no, sin culpa, al menos una vez esta semana
  • Haz algo que te haga feliz solo a ti, sin justificarte
  • Escribe una carta de perdón a tu versión pasada (¡ya lo hiciste lo mejor que pudiste!)
  • Ponte límites… y cúmplelos contigo primero

Amarte no es un destino, es un hábito. ¡Y tú mereces convertirte en tu lugar y persona favorita!

Así que ya sabes, ponte en primer lugar sin culpa, sin miedo, sin drama… Porque cuando tú brillas por dentro, TODO empieza a florecer por fuera.

Gracias por leerme.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí