Te voy a platicar acerca del perdón; no desde el punto de vista psicológico, ni como autoayuda ni religioso, sino desde lo que pasa con nuestra energía cuando perdonamos y cuando no perdonamos, cuando estamos con energías un poquito atoradas.
Cuando no perdonamos.
Cuando tienes un conflicto con otra persona, de hecho tienes el conflicto contigo mismo, porque el otro sólo te muestra una parte de ti. La persona con la que tenemos conflicto me ayuda a saber algo de mí que no puedo alcanzar a ver sin esa persona.
Por ejemplo, cuando hay una persona donde decimos «Es que esa persona en verdad es la única que me enoja en la vida», es una buena oportunidad, porque quiere decir que si te enoja, mueve fibras en ti. Si ninguna otra persona lo hace y esa persona sí, es una bendición en tu vida. Aquí sería bueno preguntarnos «¿Qué tengo que aprender de mí con relación a esa persona? ¿Por qué esa persona me enoja?» Quizá analizar: «Ah ok, esa persona me enoja porque es muy sincera y me dice mis verdades, y cuando alguien me dice mis verdades yo me siento vulnerable porque es cierto y entonces me siento incómoda/o». Entonces no es que me enoje la persona, sino que me siento incómodo cuando mencionan una verdad acerca de mí o de la vida y eso hace que me ponga enojado.
Cuando perdonamos.
Si terminaste una relación y no perdonas, no agradeces, no bendices y no sueltas, quedas enredada/o energéticamente, vinculada/o con esa persona. Tu energía se conecta con él o ella y la energía de esa persona se conecta a ti. Lo que se hace entre los dos es una transferencia de energía, de información, y lo más común es que ambos se estén limitando energéticamente –como si se robaran energía uno del otro–.
Imagínate, terminan una relación y dices «Nunca lo voy a perdonar porque me lastimó mucho». Si haces eso y llevas cinco años que no lo quieres perdonar, lo que está pasando es que en esos cinco años tu energía vital no ha fluido correctamente, no ha podido expandirse y no va a poder generar proyectos fácilmente, porque está atada; los dos estarían robándose energía.
Por otro lado, cuando decimos «¿Qué aprendí de mí con respecto a esa persona? Ok, aprendí a amarme, aprendí a respetarme, a poner límites en mi vida…» ¡Perfecto! Entonces es una bendición; lo agradeces. Si hay conflicto, los dos lo resienten. Cuando lo liberas y hay perdón y honras la experiencia que tuviste con esa persona, tu energía va a crecer, se va a expandir, de hecho vas a estar mejor que antes, porque aprendiste de esa experiencia.
Todos los desafíos que nos ponemos en la vida son para expandir nuestras capacidades. Y cuando aprendemos a poner límites, a amarnos, a bendecir, quiere decir que nos expandimos, pasamos lecciones y desafíos que nosotros solos nos pusimos. Entonces, para mejorar nuestra energía, sanar, equilibrar, lograr nuestra misión, tener armonía y –sobre todo– ser felices, nada mejor que perdonar, agradecer y honrar a cada persona que está en nuestra vida.
Muchísimas gracias por leerme. Te mando un gran abrazo y mucha luz.