El poder de la energía sexual.

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Un tema vital que todo mundo deberíamos entender y manejar de forma espiritual, es la energía sexual. Ésta –que a veces ha sido tachada como mala, prohibida y sucia– es, de hecho, utilizada desde la luz. Incluso podría ser la herramienta más poderosa para nuestro crecimiento en conciencia.

Saber de la energía sexual no quiere decir que hayas tenido relaciones. En los talleres de Energía Sexual y Alquimia Espiritual que hemos impartido, algunos hombres o parejas de nuestras alumnas, piensan y se preguntan «¿Qué me van a enseñar de la energía sexual si yo soy experto?» Tener relaciones sexuales no te lleva a ser experto. Hay algo más allá del cuerpo que tiene que ver con la energía y el espíritu.

Somos seres espirituales viviendo una experiencia humana, y de hecho nuestra encarnación es posible gracias a que nuestros padres se unieron sexualmente y utilizaron esta energía vital-sexual-espiritual; gracias a ella estamos aquí. Esto quiere decir que el verdadero propósito de esta energía es altamente espiritual. Si fuera sucia, mala, negativa o prohibida, la conciencia o dios –o como quieras llamarle–, hubiera elegido otra forma para que pudiéramos tener descendencia; aunque por el desconocimiento, la sexualidad muchas veces hacemos que vibre muy bajo.

Podríamos decir, la sexualidad es de origen divino, pero su uso negativo tiene manifestaciones no divinas o no positivas en nuestra vida.

Es interesante saber que hay que subirle al nivel de energía sexual. Comentábamos en los talleres que la espiritualidad empieza cuando dominamos la sexualidad y le damos la prioridad al amor en nuestra vida. De hecho la conciencia en lo sexual no quiere decir que no vas a sentir nada o que ni siquiera vas a vivir placer, al contrario, un placer espiritualizado se amplifica y aumenta los niveles de energía, de conciencia y de sabiduría. Nuestro campo energético lo hace demasiado magnético y podemos manifestar lo que queremos más rápidamente.

También es importante saber que hay varias dualidades en la tierra. Dos importantes, el miedo y el amor. El miedo es la frecuencia que vibra más bajo y el amor la que vibra más alto. El miedo es el papá de todas las emociones negativas: odio, inseguridad, celos, apego… Y en el amor tenemos a la mamá de las emociones positivas: respeto, amor incondicional, compasión, ayuda, perdón, confianza… Esto nos va a servir para entender cómo subirle el nivel a nuestra vida sexual.

Y tenemos también otra dualidad interesante, tanto en nosotros mismos como en nuestra situación de pareja: La energía ying y yang. La energía ying es la energía femenina, energía emocional que también tiene que ver con el lado izquierdo de nuestro cuerpo; la energía yang es masculina y tiene que ver con el lado derecho del cuerpo, nuestro lado racional.

Todos tenemos esa misma dualidad y regularmente la conciencia te motiva en crecimiento con la energía opuesta a ti. Por ejemplo, si eres hombre y tu energía es yang, vas a atraer una energía ying que te va a ayudar a crecer y mejorar tu vida. También es interesante saber que puedes ser hombre y tener más energía ying, entonces aprendes por el opuesto, atrayendo, quizá, a una mujer que su energía es más yang, energía masculina. O con personas del mismo sexo, donde un@ vibra en energía ying y el/la otra en yang.

En las Siete Leyes Espirituales del Kybalión, existe una llamada «Ley de Generación», la séptima ley, y dice que «para manifestar algo en la vida se necesita el aspecto femenino y masculino». Para manifestar vida, se necesita energía masculina y femenina. Biológicamente necesitamos que la energía sea ying y yang para manifestar vida; y también en toda la naturaleza, funciones masculinas y funciones femeninas para manifestar vida.

Entonces si esa energía sexual espiritual manifiesta vida, no tiene para nada algo negativo. Más bien es una energía mágica, una energía que acerca al mundo de la conciencia y al mundo de la divinidad cuando es entendida, practicada y desarrollada desde la alta frecuencia del amor y el amor incondicional. En ese momento sí, la energía se vuelve divina.

Cuando esta energía sexual-espiritual está vivida y practicada desde el miedo –apego, deseo, pertenencia, autosatisfacción, como un amor egoísta–, esta energía hace que se vibre bajo y distorsione todo el campo energético de la pareja, cayendo en desequilibrios grandes.

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