A ver, a ver: Imagínate que te levantas por la mañana con toda la actitud de conquistar el mundo, pero en cuanto das el primer paso, te das cuenta de que traes una mochila llena de ladrillos en la espalda… ¡Pesadísima! No tienes idea de cómo llegó ahí, pero sigues caminando, haciéndote el fuerte, porque, bueno… ¿Qué vas a hacer? ¿Dejarla? ¡Eso sería muy fácil! Mejor sigamos sufriendo, porque así nos educaron.
Spoiler: esa mochila es tu pasado. Y sí, la traes bien apretada… con resentimientos bien organizados, arrepentimientos en los bolsillos laterales y una colección de «¿Y si hubiera hecho esto diferente?» que no puedes soltar porque te da nostalgia.
Pero hoy vengo a decirte que ya es hora de dejar de cargar esa cosa. No porque yo lo diga, sino porque si no lo haces, seguirás caminando en la vida con dolor de espalda emocional y, créeme, no hay quiropráctico que te arregle eso.
El pasado es un ladrón (y ni siquiera usa máscara).
No sé si te has dado cuenta, pero cuando vives en el pasado, tu energía se esfuma misteriosamente. Es como si alguien viniera todas las noches a robarte la batería del celular, y en la mañana despiertas sin carga y con cara de «¿Qué pasó aquí?»
¿Quieres pruebas? Ahí estás, gastando tu valioso tiempo en:
- Pensar en lo que te hicieron hace 10 años (esa traición de la primaria aún pesa)
- Repetir en tu cabeza todas las veces que fallaste en algo
- Revivir conversaciones y discutir en tu mente con la elocuencia que jamás tuviste en el momento real
Mientras tanto, el presente está ahí, con los brazos cruzados esperando a que le hagas caso… ¡Porque el pasado ya no existe, pero tú sigues rindiéndole homenaje diario!
Cuando sueltas, te conviertes en una versión más ligera (y claro, más atractiva).
Imagínate por un segundo cómo sería tu vida si dejaras de cargar todo eso. Te lo digo yo:
- Te despertarías con energía (y no como si hubieras corrido un maratón en sueños)
- Dejarías de atraer situaciones repetidas que solo existen porque sigues viendo la vida con los mismos lentes de «Todo me sale mal»
- Empezarías a ver oportunidades nuevas que antes ignorabas porque estabas muy ocupado viendo al pasado con rencor
Cuando sueltas, literalmente cambias de vibración… ¡Y la vida responde a eso! Es como un upgrade, pero sin tener que pagar suscripción mensual.
¿Pero cómo se suelta el pasado sin que te vuelva a jalar del tobillo?
Si fuera tan fácil como decir «Ya no me importa», todo el mundo lo haría. Pero no es así: existen técnicas, porque uno no se deshace de años de acumulación emocional así como así.
1. Despedida oficial
Si sigues pensando en algo del pasado, es porque tu mente aún cree que hay algo pendiente. Así que dale cierre, pero en serio. Puedes escribir una carta, hacer un ritual simbólico (no invoques cosas raras, por favor)… o simplemente decidir conscientemente que ya fue suficiente.
2. No más repeticiones mentales
Cada vez que te sorprendas dándole play a la misma historia en tu cabeza, cámbiale el canal. Es más, invéntate una historia nueva. Algo así como «Sí, eso pasó, pero ahora soy una persona increíble con un futuro espectacular».
3. Reemplazo estratégico
No puedes solo «soltar» sin poner algo nuevo en su lugar. ¿Qué quieres construir? ¿Cómo quieres sentirte ahora? Empieza a enfocarte en eso.
4. Recuerda que nadie está pensando en eso, excepto tú
Es verdad. Esa vergüenza que sentiste hace cinco años porque dijiste algo raro en una reunión… ¿Qué crees? ¡Nadie se acuerda! Solo tú. Suéltalo.
El pasado no define, pero sí estorba si lo permites.
Aquí te va la verdad cruda: si sigues aferrado al pasado, no es porque no puedas soltarlo, sino porque en algún nivel te gusta el drama. Y no te culpo, a todos nos pasa. Pero cuando decides que ya no quieres gastar tu energía en lo que ya fue, todo empieza a cambiar.
Así que suéltalo. No te digo que lo olvides, ni que hagas como si nunca pasó, solo que dejes de cargarlo. Ya fue, ya pasó. Y lo que viene es mucho mejor, pero solo si dejas de aferrarte a lo que ya no existe.
Tu vida está en el presente. Tu futuro depende de lo que hagas hoy, no de lo que pasó ayer. Y ahora dime, ¿qué puedes soltar hoy para que tu vida sea más ligera?
Gracias por leerme.
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