«El proceso de meditación», de Swami Sivananda.

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«No puede llegarse al Conocimiento sino por medio de la meditación. El aspirante ha de rebuscar hasta en su propia alma, y entonces se se manifiesta la verdad.

Por medio de la meditación regular va creciendo gradualmente en espiritualidad. La llama divina crece y se vuelve más y más brillante.

La meditación te confiere, gradualmente, la luz eterna y la intuición. Por medio de la práctica constante de la concentración y la meditación, la mente se vuelve tan pura y transparente como un cristal. El estrépito de la lucha por las cosas mundanas se va reduciendo más y más al irse uno abstrayendo en el interior de sí mismo.

La pureza del despertar espiritual cambia la perspectiva propia y uno empieza a buscar devotamente sólo aquello que le produzca, a la larga, una felicidad y una paz verdaderas y perennes. La búsqueda de ventajas materiales e inmediatas se vuelve, por tanto, menos urgente.

La meditación te guía más y más hacia el interior de ti mismo, de lo grosero a lo sutil, de ello a lo más sutil, y de ahí a lo más excelso, el Espíritu Supremo.

Al trascender la conciencia del cuerpo meditando en el Señor, uno logra el dominio universal: todos sus deseos son entonces satisfechos.

La meditación es el único camino real adecuado para alcanzar la inmortalidad y la dicha eterna. La paz y la dicha no pueden hallarse en los libros, iglesias ni monasterios. Sólo pueden lograrse cuando amanece el Conocimiento del Atman (espíritu).

El libro mas grande se halla en tu propio corazón. Abre las páginas de este libro inagotable que es la fuente de todo conocimiento. Conocerás entonces todo.

Cierra los ojos. Abstrae tus sentidos. Aquieta tu mente. Silencia los pensamientos bulliciosos. Apacigua tus ondas mentales. Sumérgete en el Atman o el Ser, el Alma Suprema, Luz de Luces y Sol de soles. Todo conociemiento te será entonces revelado. Todas tus dudas se desvanecerán. Todas las angustias mentales desaparecerán. Todo tipo de discusiones acaloradas y debates coléricos tocarán a su fin. Sólo permanecerán la paz y el Conocimiento, o Ñana.

Todos los nombres y todas las formas se desvanecen en la meditación profunda. En ese estado se experimenta la conciencia de un espacio infinito, pero también esto desaparece para dar lugar a un estado de nada. De pronto, amanece la iluminación, el Nirvikalpa Samadhi».

–Swami Sivananda.

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