Hay un estado interesante al sentir dolor y sufrimiento; y es que nuestra energía se comprime, siendo un estado antinatural del Ser. Por eso nos llama la atención cuando estamos viviendo a través de la mente, del ego.
En otras palabras, sufrir es del ego, no del Ser. Podemos cambiar la frase que dice “me dolió con toda el alma” a “me dolió con todo el ego”, siendo por esto que en el fondo nos gusta sentir dolor.
Es como darle emoción a la vida, pero hay personas que exageran y llevan este sufrimiento a cada momento de su vida; es más, no saben vivir sin él.
Lo ideal es soltar el pasado y todo aquello que nos inquieta, mantenernos en el presente y así poco a poco reducir el drama en nuestra vida. Porque tienes que saber algo importante: no ganas nada estando todo el tiempo en el drama, entras a círculos viciosos de energía distorsionada que atraerán más drama a ti.
Por eso pregúntate: «¿Esto es drama o en verdad estoy sufriendo?» El drama sólo puede existir cuando estamos muy metidos en nuestro diálogo mental. Sal del drama y retoma la armonía en tu vida. Que la gratitud te defina, no el drama de cada instante. Tu cuerpo, mente, energía y las personas a tu alrededor te lo van a agradecer.
Te mando un gran abrazo y mucha luz.