Mi primer acercamiento con el mundo de la sanación fue cuando un amigo me contó que se había lastimado fuertemente su rodilla y que una vecina le había dado sanación por medio de imposición de manos. Yo ya había escuchado brevemente de esta técnica pero nunca lo había corroborado. Intrigado le pregunté si en verdad servía y él me comentó que desde la primera sesión, su rodilla se había desinflamado y se sentía mejor. Me dijo que cuando la chica colocaba sus manos cerca de su rodilla sentía calor y bienestar. Recuerdo que me quedé sorprendido y a la vez con muchas ganas de saber si yo mismo lo podría hacer.
Busqué en internet algún lugar donde enseñaran esta técnica. Después de ver muchos lugares y no sentirme atraído por ninguno de ellos, llegó por fin el adecuado. Aprendí y conecté con el mundo mágico e increíble de la Sanación Energética, practiqué con quien se dejara y cada terapia que impartía quedaba completamente asombrado de lo que sucedía, iba corroborando todo lo que en teoría sabía, lo que todos los libros cuentan acerca de la luz, los colores de la energía, los ángeles, los guías espirituales, la conciencia…
Después de muchos meses de práctica, decidí poner mi consultorio, renté una oficina muy linda y comencé mi camino como sanador, el camino que estaba escrito para mí. Muchos de mis primeros pacientes fueron amigos, familiares de amigos y alguna que otra persona que no conocía. Creo que yo era el más impresionado de lo que sucedía en las sanaciones; obviamente tenía mucho que experimentar, pero yo aplicaba todo lo que sabía en ese momento.
No sé que me gusta más, si dar terapias de sanación con imposición de manos o que me la den a mí, porque en verdad es un momento de conexión con la conciencia, con la divinidad interior, con el ser espiritual que eres y no necesitas tener muchas habilidades, ni ser especial, sólo necesitas querer hacerlo, querer mejorar tu vida y la de los demás. Hacer de este nuestro mundo un lugar con más armonía, más conciencia, más respetuoso y responsable.
A través de esta primera técnica de imposición de manos, te darás cuenta que existe un mundo lleno de luz más allá de lo que nos imaginamos y que podemos acceder a él sin necesidad de intermediarios, conectar con la divinidad en el lugar donde estés.
Yo conocí a dos de mis primeros guías espirituales a través de esta técnica. En una ocasión una paciente gritó en plena terapia porque al abrir los ojos dice que vio como un indio Siux se agachó para no ser visto, y en repetidas ocasiones los pacientes me describían a ese ser. Yo todavía estaba desarrollando mis habilidades y en verdad yo no lo podía ver, sólo sentía esa energía cálida, amorosa, fluyendo por mis manos y dirigiéndose al paciente; sentía una conexión muy fuerte con los pacientes, ese amor incondicional del que se habla mucho, durante la terapia algo pasa, el tiempo se detiene y puedes sentir tu alma y el alma del paciente comunicándose sin palabras, de ser a ser, con toda una infraestructura divina alrededor: esferas de luz, rayos, seres de luz, maestros espirituales…
Las filosofías religiosas se quedan cortas y sabes que es real porque tú y tu paciente lo están sintiendo.
En esa etapa de mi vida aprendí muchísimo. Recuerdo llegar a casa extasiado por todas las experiencias que vivía, de hecho sentía que algunas no las debía contar porque nadie me creería, pero yo lo había sentido y había coincidido con la experiencia de mi paciente. Y eso era lo que importaba.
Así empezó mi camino, esperando salir de mi trabajo cotidiano para dar sanaciones por las tardes. Saber que tenía paciente en la tarde me alegraba el día y en verdad estaba tan agradecido que veces sentía que el que debía de pagarles era yo, aunque no les decía, porque entendía la ley del equilibrio y aparte tenía que pagar la renta del consultorio.
Todo ese tiempo fue de practicar, conocer, experimentar y ser muy feliz al saber que todo lo que sabía en teoría era real. Durante todo ese tiempo lo que cobraba por las sanaciones era simbólico y había meses que no juntaba para la renta, pero yo estaba muy feliz y mis pacientes salían muy contentos.
Ahora todo se ha mejorado, al ir aprendiendo más técnicas de sanación, haber desarrollado mis dones a través de la práctica y dar muchas sanaciones me siento agradecido con la vida y con el Universo porque mi conciencia ha experimentado la luz en infinitas formas y posibilidades, y eso nadie me puede decir que no existe. Ahora también nuestros pacientes salen cada vez más equilibrados, empoderados al saber qué es lo que los desequilibra y con esperanza al saber que pueden retornar al equilibrio y a la salud haciendo los cambios necesarios en su vida.
Este es el camino para los que se han cansado de teoría, de querer tener toda la información del mundo espiritual, filosófico y religioso; para los que quieren sentir la luz, sentir la vida espiritual, sentir los seres de luz y la ayuda divina. Este camino es para los que quieren hacer de su vida una luz para los demás.
Recibe luz y bendiciones.
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